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Monday, November 28, 2011

estereotips- Joana bonet and Empar Moliner

gènere o tribú?  destriar identitats o caure en estereotips. Avui dos exemples made in Catalonia. Next day,  Matthew Tree.  




Ellos, valientes; ellas, complacientes

Joana BonetCada vez es más doloroso aceptar que entre los jóvenes se perpetúen los estereotipos

Artículos | 28/11/2011 - 00:00h   JOANA BONET




La igualdad entre hombres y mujeres está garantizada en 139 países del mundo como claro indicador de civilización y progreso que ha desactivado una tradición mal entendida, la que aprovisionó de corsés a unas y de máscaras a otros a fin de cumplimentar un papel social afortunadamente hoy trasnochado.

Por ello, cada vez es más doloroso aceptar que entre los jóvenes se perpetúen estereotipos, e incluso que se aprecie un retroceso. No me refiero sólo a esos tecnosexuales que aligeran cada vez más los compromisos, curtidos consumistas con una mirada más pragmática que idealista. En Mis universidades cuenta Maxim Gorki que en sus tiempos de proletariado un perista le dijo: "Tú eres un idealista".

"¡Idealista!, ¿qué quiere decir idealista?". "Uno que no tiene caprichos ni envidias, sólo curiosidad". Entre las chicas, la curiosidad abre boca con las Bratz, continúa con Hannah Montana y todas esas celebrities que acaban detenidas en Melrose Avenue por conducir borrachas, y acaba solidificándose en una versión disneychannel del cuento de hadas: la joven incomprendida que acaba siendo rescatada por su príncipe, hermoso pero sobre todo rico –lo que en otros tiempos se llamaba un buen marido– y que siempre, siempre, paga la factura del restaurante. Esa es la espectacular visión del mundo licuado que centenares de muchachas exhiben en sus espacios virtuales, las nietas de quienes quisieron despedazar a Barbie ahuyentándola de la vida de sus hijas y hoy ven como, en una pesadilla diabólica, se ha ido reconstruyendo y ha terminado clonándose bajo un cerrado aplauso, y no sólo llenando los patios de colegio o las puertas de las discotecas, sino dando las noticias económicas de Bloomberg.

En las aulas de secundaria arrasan las llamadas populares o guays.

Su mayor diversión consiste en representar una vida social activa en la que hay que cambiar constantemente de maquillaje, además de competir febrilmente por los favores de los muchachos. Volver al clásico intercambio de cromos: belleza por poder, entrega por estatus, toallas con las iniciales bordadas por manutención, hijos por diamantes y, a las malas, pensión compensatoria.

En el estudio sobre juventud y papeles difundido el pasado viernes con motivo del día Contra la Violencia de Género, se reincide en que más allá de las leyes, desterrar los monolíticos papeles de género puede tardar, como mínimo, una generación. El 44% de las chicas cree que para realizarse necesita el amor de un hombre: el chico debe protegerla, ella complacerle; los celos son una prueba de amor. Y sí, ellos son agresivos y valientes porque "forma parte de su naturaleza", mientras que ellas son tiernas y sumisas. Hasta que un día, las más afortunadas agarren el bolso y salgan a la calle a comerse el mundo sin haber digerido sus propias frustraciones. ¡Una generación más!


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TOVALLONS NEGRES

'Van do catalane y el uno li dise ar otro'

Divendres, en una entrevista d'Ariadna Trillas, la Mònica Randall ens feia un retret: "Els catalans no ens hem fet simpàtics".
La Mònica Randall m'ha obert els ulls. És cert. Jo sóc catalana i no sóc gens simpàtica. Amb els de casa sí (m'ho diuen) però és que ells no poden ser objectius: també són catalans i també són antipàtics. De fet, ens ho passem teta no saludant ningú i fent veure que parlem pel mòbil per no haver de fer petons als simpàtics. Tampoc no sóc gens oberta. Ni m'agrada abraçar-me als altres a la primera de canvi (aquest culte al contacte físic que promouen lescoach i les professores de dansa del ventre em posa molt nerviosa). Ni m'agrada el tarannà "del sud", per dir-ho com els de l'anunci de cervesa. Jo em poso malalta si algú arriba tard, no m'agrada beure a morro i odio improvisar. I a sobre, mai no m'han fet gràcia els acudits de Paz Padilla. Anar en colla i triar el menjar en grup m'enerva.
Però ser simpàtic és una cosa i haver-se de fer el simpàtic n'és una altra. Jo puc viure amb la meva antipatia, perquè quedo compensada per altres catalans que sí que són simpàtics. I li puc jurar a la Mònica Randall que n'hi ha. Vull dir que no és que els catalans tinguem el gen de l'antipatia, de la mateixa manera que les sueques, tot i que n'hi ha de molt guapes, no tenen el gen que les converteixi automàticament en ties bones. Però m'haig de fer la simpàtica? I me l'haig de fer perquè sóc catalana? Me l'haig de fer només quan viatjo a Madrid o també quan visito la Fira del Cotxe d'Ocasió al recinte firal de Figueres? ¿Si fos madrilenya ja no caldria, i podria ser antipàtica sense que la Mònica Randall es queixés? Suposo que sí. I de fet conec catalans que se senten molt orgullosos i agraïdets quan els diuen: "Qué simpático eres. No pareces catalán". Antipàtics que em llegiu, i si ens féssim andorrans?

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