passagio pedonale, passage pour pietons, paso de peatones, przejście dla pieszych, ...
Avui a dos diaris hem llegit sobre aquest element de la vida urbana. A sota, la imatge més famosa al respecte, Abbey Road cover.
Palabras viajeras -Ramon Solsona
Elpais. REPORTAJE: Bestiario estival
A paso de cebra
El primer cruce de peatones se situó en la intersección de Balmes y Provença en 1929
el pas de cebra (X. Theros 6/8/2011)
En aquellos años, del tráfico se encargaba un astuto ingeniero municipal llamado Jaume Vachier, al que la ciudad le debe urgentemente la dedicatoria de una calle, plaza o avenida. Él introdujo los semáforos, las tarifas unificadas del transporte público y el diseño con los colores negro y amarillo que aún identifica a los taxis de Barcelona, así como los pasos de peatones, a partir de ese momento señalizados en los cruces sin semáforo con dos rayas paralelas pintadas en el pavimento. ". A lo que ellos mismos se respondían: "Nadie, o casi nadie".
El 14 de enero de 1929 se inauguraba el primero, en la intersección de las calles de Balmes y Provença, novedad que pronto se reprodujo en el cruce entre el Portal de l'Àngel y la calle de Fontanella, a lo largo de La Rambla y entre las anchas calzadas del Eixample. La prensa de la época le dedicó al tema innumerables artículos. Llegaron a producirse peleas entre los guardias y los transeúntes, incluso arrestos. Muchos ciudadanos se resistían vehementemente a someterse a unas normas para caminar, aduciendo que habían pasado siglos circulando sin necesitarlas. En 1930, mientras el Ayuntamiento afirmaba haber reducido los siniestros, los periódicos se preguntaban: "¿Quién transita por las franjas fijadas para paso de los peatones?".
Tras el caos que supuso para el tráfico la revolución libertaria de 1936 -que consideraba autoritaria cualquier restricción- y los tres años de guerra, el franquismo optó por no tocar nada. Pero en 1951 aparecen en Inglaterra unas nuevas señales: los pasos de cebra. Se trataba de un camino marcado por anchas bandas de idéntico grosor, que marcaba el límite de frenado para los coches y el lugar específico para que el peatón cruzase hasta la otra acera. Poco dado a novedades, el régimen tardó 11 años en incorporarlos. Y cuando lo hizo volvió a provocar la misma polémica que habían desatado los pasos de peatones en 1929. Ahora se obligaba al transeúnte a mirar a derecha e izquierda antes de cruzarlos, y a circular con rapidez por encima de ellos. Paradójicamente, sólo existían sobre el papel; en realidad, no había presupuesto para pintura. Hasta 1963 no aparecieron sobre el cemento las famosas rayas, en un principio pintadas de amarillo. Sólo un año más tarde las quejas ya apuntaban a la mala calidad de la pintura empleada; los conductores exigían señales verticales que avisasen de su presencia y el Ayuntamiento llegó a estudiar la publicación de una guía para su correcto uso.
Con el tiempo, todo el mundo fue acostumbrándose a la nueva señal, a medida que se probaba su eficacia. Se cambió el amarillo por el blanco.
Annex: sabia que Gunter Pauli, economista y polifacético empresario, creador de la economía azul, n el 2005 creé las primeras oficinas inspiradas en la cebra: el juego del negro y blanco mejora la temperatura de los edificios, refresca en verano (baja la temperatura cinco grados) y conserva el calor en invierno. Es el símbolo de la eficiencia energétic
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